sábado, 24 de diciembre de 2011

Anel Montero

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@Anelin00

miércoles 16 de noviembre de 2011

Hijos de Jack Sparrow. De plagio y de plagiarios

Artículo publicado en sdp noticias


Este artículo trata de plagios y de plagiarios.

El ex presidente Carlos Salinas de Gortari puso el dedo en la llaga al señalar a algunos de los intelectuales más reconocidos de México como corruptos, acomodaticios, faltos de ética y en algunos casos, de plagiarios.

El asunto es grave y es tan trágico que en algunos casos, como el de Guadalupe Loaeza, da un giro cómico al asunto, cuando la autora tratar de justificar lo injustificable.

En otros casos, es imposible no sentir empatía por aquellos nobeles autores, desconocidos y perdidos en el anonimato que son ignorados cuando señalan que “un grande” les robó un párrafo, una idea o una obra completa.

Lo invito pues, amable lector a considerar los siguientes autores y sus deslices, en aras de tener presente que esas “vacas sagradas”, alguna vez perdieron el camino y lo lamentable en el fondo es que dejan una pregunta rondando en la mente de quien se entera del exabrupto: “¿Cuántas veces más habrá hecho lo mismo y no nos hemos enterado?”

1.- Denise Dresser y Jorge Volpi[i].- Los dos pertenecen a la constelación que integra la élite intelectual mexicana. Fue León Krauze a través de la publicación “Letras libres”, quien prácticamente destrozó la obra de estos dos brillantes escritores: "México. Lo que Todo Ciudadano Quisiera (no) Saber de su Patria", porque señaló el texto como una copia rampante del brillante trabajo (que casi es nominado para el Pulitzer) de John Stewart : “America: The book”. El portal zetaonline lo describe así:

“(…)Krauze lo describe mejor así: "Stewart es un bicho raro. Un genio mediático capaz de romper barreras generacionales para apelar, a través de la televisión, a un público amplio y diverso".

Más adelante, remata: "La fórmula de Dresser y Volpi parece infalible: recoger las ideas de Stewart, adaptarlas a México y, voilá, éxito seguro. Que aparentemente nadie le haya avisado al propio Stewart es lo de menos".

Después, la innegable similitud es analizada comenzando con los títulos:
"El libro de Stewart se llama America, el de Dresser y Volpi, México. Ambos pretenden ser libros de texto ("gratuito", agregan chispeantes los mexicanos)".

"El libro de Stewart comienza con un prólogo de Thomas Jefferson, el de Dresser y Volpi con uno de Benito (`Benny´) Juárez".

La comparación, en este caso obligada, no termina ahí. Por ejemplo, Krauze apunta que el capítulo 5 de Stewart coincide con el Capítulo 6 de Dresser y Volpi hasta en el tema: "El Poder Judicial". Igual sucede con los capítulos 7, de Stewart, y 9, del dúo dinámico, ambos referencias a "Los Medios. Etcétera, Etcétera.

La lista se prolonga de una manera vergonzosa hasta romper la estructura reproducida con santo y seña por los mexicanos que días después aceptaron su mea culpa, al decir que en verdad lo que habían hecho era retomar la idea del autor estadounidense y trasladarla a la realidad mexicana.

Lo curioso es que cuando el texto apenas fue dado a conocer, Dresser y Volpi hicieron gala de su ingenio y hasta se ofendieron por la supuesta censura a la que fueron sujetos(…)”

No sé usted, amable lector, pero leo, pienso, escribo y transcribo algunas partes y no puedo evitar sentir pena ajena e incredulidad. Gran decepción.

2.- Javier Sicilia.[ii]- El caso de Javier Sicilia fue más un intento de denostación que una copia fiel de autores reconocidos y debo decir que a diferencia de los demás intelectuales aquí citados, es de los contadísimos que ejerció el derecho de réplica y demostró que las imputaciones eran falsas y mal intencionadas.

La controversia surgió en el contexto de la presentación del libro “Tríptico del desierto” que consiguió el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2009. El señor Evodio Escalante escribió un artículo titulado: “Sicilia, la apropiación como recurso poético”, que el poeta tuvo a bien contestar de la siguiente manera:

“¿Soy realmente un plagiario? Un verdadero plagio sería, por ejemplo, que yo hubiera tomado los poemas de un oscuro u olvidado poeta y con él hubiera ganado un premio. Con ese acto estaría usurpando algo que a ese poeta, que nadie conoce, le pertenecía. Yo, en cambio, tomé poetas conocidísimos, algunos de ellos premios Nobel, tan conocidos, que tú mismo, Evodio, lo notaste. […] Desde que escribí Permanencia en los puertos y a lo largo de toda mi obra ese recurso ha estado presente. Los críticos que se han interesado en ella, han hablado de palimpsesto, de una reescritura sobre otras grafías. Yo mismo, a lo largo del tiempo, he declarado públicamente que pertenezco a una tradición muy antigua y a la vez muy moderna para la que la noción de autor no existe y a través de la cual el poeta, “la voz de la tribu”, decía Mallarmé, dialoga con la Tradición y la reactualiza para otros. […][iii]



3.- Guadalupe Loaeza.[iv]- El caso de ésta “abuela bien” es tan trágico que casi es cómico. Cito a Mario Alberto Mejía[v] quien revela que el plagio es más la norma que la excepción en el caso de ésta distinguida ex “niña bien”:

“(…)Los plagiarios son como los asesinos seriales: roban una y otra vez sin descanso, y cuando son descubiertos y exhibidos recaen, sin el menor rubor, en ese penoso arte de apropiarse de ideas y redacciones ajenas.


Un caso reciente: el de la escritora Guadalupe Loaeza, autora de “Las Niñas Bien”, quien hizo víctima de un plagio a don Alfonso Diez, articulista de
El Columnista y La Quintacolumna.
No es la primera vez que la señora Loaeza cae en esa práctica deleznable.
En su blog “El Minutario”, publicado en la versión virtual de Letras Libres, el brillante escritor Guillermo Sheridan exhibió hace algunas semanas a la articulista del diario
Reforma

.
Así lo platicó Sheridan:


Plagiar (del latín
plagiarius)
“El 8 de noviembre en el diario
Reforma la escritora Guadalupe Loaeza contó que una lectora se percató de que había plagiado un artículo de Sandra Russo del diario argentino Página 12.

Escribió:
“Es cierto, en esa ocasión abusé de la información de Sandra Russo, sin darle el crédito desde el inicio de la transcripción que hago de su artículo. Reconozco mi falta y le agradezco me la señale con el rigor y la seriedad que amerita el caso.


“La escritora explicó que el plagio se había debido a que sufrió un ataque de diverticulitis. Agregó que ‘no ponerle comillas’ al texto de Russo fue ‘un error’ injustificable, explicó ‘el tamaño de mi arrepentimiento’ y concluyó:


“Considero que bajo ninguna circunstancia se debe plagiar (del latín
plagiarius). Por otro lado, he de decir que actualmente internet, la biblioteca más grande del mundo, es un inmenso acervo de información. Sin embargo, es indispensable aprender a discriminar; no todo es la Wikipedia, aunque para los autodidactas como yo y para la gente no especializada puede clarificar muchos conceptos. Lo que sí es fundamental es citar al autor o autora original, de lo contrario podría considerarse como plagio (...)”

Si le ganó la risa, amable lector, usted sí está disculpado.

4.- José Saramago[vi].- El caso en contra de este nobel literario, derivó incluso en la creación de blogs y sitios web donde se defiende el derecho de autor[vii]. Fue Teófilo Huerta, el creador de la frase “regale afecto, no lo compre”[viii], quien sostuvo y demostró haber sido plagiado por el nobel, quien debido a las presiones de editores y colegas escritores, tres años después tuvo que hacer una declaración en la que niega, pero no demuestra que su trabajo es una obra original.

También digno es de comentar que fueron pocos los medios de comunicación que dieron voz al agraviado, porque la mayoría no solamente dudó de él, sino que lo tildaron de mal intencionado y difamador, aún presentando las pruebas que acreditan claramente el parafraseo íntegro de su obra a la del nobel de literatura, pero mejor juzgue usted, amable lector http://es.scribd.com/doc/19336097/Comparativo-Amplio-Obras-HuertaSaramago

5.- Héctor Aguilar Camín.- El portal de Elena[ix], refiere:

"Hace poco, en el periódico Frontera, el cronista de la ciudad de Tijuana, Mario Ortiz Villacorta, publicó que el libro de Héctor Aguilar Camín La tragedia de Colosio era susceptible de sospecha de plagio. Escribió que el tijuanense Pedro Ochoa Palacio ya había elaborado un material muy parecido hace varios años. Ochoa Palacio, que fuera director del Centro Cultural Tijuana, reunió declaraciones de prensa, testimonios, frases y material diverso relacionado con el asesinato de Luis Donaldo Colosio. Y Aguilar Camín también.
¿Cuál es el problema? El tijuanense aceptó que hace tiempo envió a la editorial Alfaguara los originales de su libro para proponerle su publicación. Pasaron los meses y se le respondió que el consejo editorial no consideraba oportuno editar un libro con el tema de Colosio. Ochoa Palacio entiende que Aguilar Camín formaba parte de ese consejo editorial que rechazó su trabajo.
Por eso, primero vino la sorpresa y después la molestia al advertir que a diez años de la muerte de Colosio el autor de
Morir en el golfo anunciaba la edición de un libro en Alfaguara que tiene un tono muy parecido al utilizado por Ochoa Palacio(…)

5.- Elena Poniatowska.- Es conveniente aclarar que es el mismo aludido, el autor Luis González de Alba quien a través de una nota en el periódico milenio establece de una vez por todas que la autora de “Amanecer en el Zócalo” no lo plagió, aunque sí lo tergiversó. [x]

Esto dio origen a una campaña de difamación en contra de la escritora, con portales en internet como http://elenaponiatowskapirata.blogspot.com/ donde sin considerar al supuesto agredido, se establecen una serie de hipótesis sin fundamento. Incluso la aclaración de González de Alba se hace en un marco de franco ataque a Poniatowska, dirigido más a sus afinidades políticas que a su actividad profesional.

Como ha usted podido apreciar a lo largo de este artículo, amable lector, hay casos como el de Dresser, quien apuntala su obra sobre los señalamientos de corrupción, impunidad y falta de honestidad de los ciudadanos mexicanos, que constituyen de plano una revelación estremecedora. En su última obra “El país de uno. Reflexiones para entender y cambiar a México”, en el apartado dedicado a la corrupción, afirma:

“(…)el país parece más democrático pero también más cleptocrático. Más abierto pero también más sucio. Más competitivo pero también más corrompido”[xi]

Existe un portal en internet, denominado elplagio.com[xii] , que presenta algunos de los más famosos plagiarios, aunque faltan los autores que he presentado en este artículo. Algunos de los que menciona son: Pablo Neruda, Camilo José Cela, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Jorge Bucay.

Confieso que no pude dejar de identificarme, guardando las proporciones, con Teófilo Huerta por el caso del artículo de José Cárdenas[xiii]. Fue sólo un párrafo donde plasmé las interrogantes centrales del artículo y el señor las copió exactamente en el mismo orden, evidenciando un burdo copy paste.

El asunto me dio más pena a mí, porque nadie me conoce y mis tres lectores del SDP (ánimas que lleguen a cuatro) no hacen quórum para refrendar un justo reclamo al reconocido periodista. ¿Quién es Anel y quién es José Cárdenas? La mayoría de la gente asume que quien denuncia busca publicidad. En mi caso, busco destacar por mi trabajo, por lo que escribo. Me parece denigrante y muy baja la publicidad escandalosa, frívola y fugaz de los escandalitos baratos. Este no es el caso.

Sin embargo, entiendo que el asunto es uno más que engrosará un anecdotario de sinsabores que, supongo, debe asumir quien quiera dedicarse a la loable tarea de escribir. Tal cual.

¿Y usted qué opina, amable lector?

[xi] Dresser, Denise. “El país de uno. Reflexiones para entender y cambiar a México”. Edit. Aguilar. México 2011. Pág. 56

2 comentarios:

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